La leche de burra tiene altas propiedades terapéuticas y una baja alergenicidad, según revelaron los investigadores y docentes Alejandro R. Lespinard, Emiliano E. Badin, María M. Mercatante y Tomás R. Gill.
En el informe precisaron que «la particular composición química de la leche de burra, caracterizada por una gran diversidad de compuestos bioactivos en altas concentraciones, como lisozima, lactoferrina, inmunoglobulinas, ácidos grasos omega-3 (Ω3), péptidos bioactivos»
Además, tiene «una adecuada relación caseína: proteínas de suero, le otorgan a la misma propiedades hipoalergénicas, antimicrobianas, antioxidantes, antidiabéticas, antiinflamatorias e inmunomoduladoras, que la distinguen de otros tipos de leches».
«La baja alergenicidad de la leche de burra se debe principalmente a su bajo contenido en caseínas (αs1- and β-caseínas). Si bien los mecanismos implicados en la tolerancia a la leche de burra no se conocen totalmente, existen varias hipótesis que podrían explicar este hecho», indicaron.
Y añadieron: «Por un lado, se cree que el balance caseína, que implican proteínas de suero de la leche de burra juega un papel importante, es menos alergénica que la leche de vaca natural. Por otro lado, la
ausencia de β-Lactoglobulina en la leche humana y su presencia en la leche de vaca ha hecho que se considere a esta proteína también como una de las principales responsables de APLV en edad infantil».
«Adicionalmente, otros estudios han revelado que la β-Lactoglobulina equina, con una elevada homología con la β-Lactoglobulina de la leche de burra, es más susceptible a la hidrólisis duodenal que la β-Lactoglobulina bovina. Esta mayor digestibilidad podría explicar, al menos en parte, la menor alergenicidad de la leche de burra», explicaron.
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