
Un estudio elaborado por la ingeniera zootécnica, Sabrina Peña, en la Universidad Nacional de La Pata, describió la historia evolutiva de los ovinos criollos en argentina, con su presencia en todos los ambientes del territorio y la ausencia de planes selectivos tendientes a uniformar las majadas.
El análisis, que fue presentado en las Segundas Jornadas de Ovinos Criollos, que se desarrolló en Finca El Pichanal, reveló quela presencia del ovino criollo «ha favorecido la manifestación de una gran variabilidad fenotípica entre regiones».
«Por ejemplo, las ovejas de Salta se diferencian claramente del resto por ser las ovejas más livianas en promedio y al mismo tiempo las de menor alzada. Esta característica puede considerarse una ventaja adaptativa para la región donde habitan, situada a 2800 m.s.n.m, con clima predominantemente frío, aunque con veranos calurosos», precisó.
La experta destacó que «las ovejas de Salta y de Santiago del Estero, son más homogéneas que las de Buenos Aires y Corrientes, lo cual quizás esté relacionado con que los sistemas de explotación del primer grupo son de tipo familiar con majadas pequeñas (20 a 40 ovejas), mientras que el sistema de explotación del segundo grupo es con majadas numerosas (más de 500 ovejas)»
Además, «las adaptaciones funcionales no se producen únicamente con la evolución en el tiempo de una raza, sino con distintas aptitudes según el entorno en que se desenvuelva y según su diferente grado de
versatilidad, habrá grupos raciales más o menos heterogéneos».